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Karam, Momtazul, Asha, Florence y Um Ahmad, son algunas de las más de 123,2 millones de personas desplazadas a la fuerza en el mundo
Madrid, 17 de junio de 2025: Cada 20 de junio se celebra el Día Mundial de los Refugiados, para resaltar los derechos y las necesidades de las personas forzadas a huir: personas desplazadas internas, solicitantes de asilo y refugiadas. A menudo son las más ignoradas y olvidadas, y también las más propensas a sufrir inseguridad alimentaria y hambre.
Según ACNUR, a mediados de 2024, 123,2 millones de personas estaban desplazadas forzosamente en el mundo. Los conflictos armados, la violencia, los desastres naturales y la inestabilidad política provocan que millones de personas en el mundo tengan que abandonar sus hogares para sobrevivir. El cambio climático juega un papel clave en el desplazamiento de personas.
El tema del Día Mundial del Refugiado 2025: Solidaridad con las personas refugiadas
Las personas desplazadas a la fuerza son personas de todas las edades, religiones y orígenes; son madres, padres, hijas, hijos, estudiantes, agricultores, ganaderos, artistas, médicos o profesores. Y todas comparten las mismas esperanzas y sueños que el resto: vivir en paz, estar seguras y tener medios de vida para poder dar un futuro digno a sus familias.
Desde todas las partes del mundo es nuestro deber apoyar a las personas refugiadas y pedir protección para aquellas que se han visto obligados a desplazarse. Esto exige escucharles y contar sus historias. Con este objetivo, el Comité de Emergencia Español quiere poner nombre a algunas de las millones de historias de personas que han tenido que huir. Gracias al trabajo que realizan las ONG que integran esta alianza, Aldeas Infantiles SOS, Educo, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan International y World Vision, podemos acercarnos a algunas de ellas:
Aldeas Infantiles SOS: Karam (nombre ficticio) ha sobrevivido a desplazamientos internos continuados desde su nacimiento, en abril de 2024. A su madre la hirieron y murió durante el parto, así que apenas había cumplido un día de vida cuando un equipo de rescate lo llevó a la Aldea Infantil SOS de Rafah, en la Franja de Gaza. Como ningún miembro de su familia estaba vivo, las autoridades locales decidieron que Aldeas Infantiles SOS cuidase de él.
Karam es uno de los 46 niños y niñas que viven en el campamento de Aldeas Infantiles SOS en Al Mawasi, cerca de Khan Younis, al sur de la Franja. Todos ellos son víctimas de los desplazamientos internos causados por la guerra en Gaza, como otros 1,9 millones de personas, el 90 % del total de la población. Desde octubre de 2023, al menos 17.000 niños y niñas han muerto y más de 26.000 han resultado heridos. Además, 39.384 han perdido a uno o ambos progenitores.
Desde su campamento temporal, el trabajo de Aldeas Infantiles SOS no solo se centra en cubrir sus necesidades básicas: incluye apoyo psicosocial, atención al trauma, búsqueda de familiares y actividades educativas y lúdicas. Además, la organización de atención directa a la infancia se esfuerza para que los niños y niñas crezcan rodeados de cariño y atención incluso en los contextos más hostiles, lo que ayuda a mantener la esperanza colectiva. «Su primer cumpleaños fue como un festival. Bailamos, cocinamos y cantamos juntos. No solo estábamos celebrando su vida, también la fuerza de nuestra comunidad», explica su cuidadora, Basma.
Educo: Momtazul tenía 10 años cuando llegó al campo de refugiados de Cox’s Bazar, en Bangladesh. Él y su familia forman parte de la etnia minoritaria musulmana de los rohingya y tuvieron que salir huyendo de Myanmar cuando los militares atacaron su aldea. “Cuando llegaron, torturaron a los hombres más jóvenes y a los adultos y después los mataron. Una noche, a la hora de la cena, los militares vinieron a casa y nos atacaron. Mi familia y yo lo dejamos todo y empezamos a correr y correr”. Tras siete días, consiguieron llegar a la frontera. “Después tuvimos que esperar cuatro meses hasta que pudimos entrar a Cox’s Bazar, donde nos dieron comida y refugio”.
Momtazul forma parte de los proyectos que Educo lleva a cabo en el campo de refugiados. Además de cubrir las necesidades más básicas, la organización desarrolla programas de educación para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes que viven allí. “El derecho a la educación es el primero que pierde la infancia refugiada o que vive una situación de emergencia y el último que recupera. Esto tiene un impacto enorme. Dejan la escuela porque tienen que huir para salvar sus vidas pero muchos y muchas no vuelven a estudiar nunca más, lo que supone aumentar el riesgo de ser víctimas de violencias como el trabajo infantil o los matrimonios forzosos”, explica Paula San Pedro de Urquiza, coordinadora de Incidencia Política de Educo.
Oxfam Intermón: Asha vivía en Jartum, la capital de Sudán, como cualquier otra niña de su edad: le encantaba ir a la escuela, jugar con sus hermanos y sus primos, ver dibujos animados en la televisión y charlar con sus amigas por teléfono. Pero un día estalló la guerra en su ciudad y su vida cambió para siempre. Ya no había comida, ni electricidad, ni agua y todas las escuelas tuvieron que cerrar.
Para Asha, la ciudad donde había sido siempre feliz, se convirtió de repente en una pesadilla. Tras dos meses de violencia y temiendo todos los días por sus vidas, su familia tomó la difícil decisión de abandonar la ciudad donde siempre habían vivido. Dejaron atrás todo lo que tenían y huyeron solo con una pequeña muda de ropa hacia Renk, un centro de acogida en el vecino país de Sudán del Sur. «Huir de casa fue horrible, pero no podíamos hacer otra cosa», contó Asha.
La historia de Asha y su familia es parecida a la de las más de 1.000 personas que llegan cada día a campos como el de Renk. La mayoría son mujeres, niños y niñas que vienen sin nada, hambrientos y deshidratados tras un largo y peligroso viaje. Aquí se ven obligados a vivir en tiendas improvisadas construidas con palos y trozos colgados de ropa. No tienen camas y duermen al aire libre en colchonetas finas como el papel, en campos superpoblados que están teniendo que acoger a cinco veces más personas de su capacidad.
En los centros de acogida como este, disponer de suficiente agua limpia y alimentos es crucial para la supervivencia de miles de familias. Desde Oxfam Intermón, junto a nuestros socios locales, hemos proporcionado agua potable y saneamiento para más de 110.000 personas desde mayo de 2023 hasta agosto de 2024. Nuestros equipos también están construyendo letrinas y duchas y entregando kits de aseo, kits menstruales y difundiendo información sobre medidas sanitarias
Plan International: Florence tenía solo seis años cuando huyó de la República Democrática del Congo junto a su madre, tras la desaparición de su padre en medio del conflicto. Encontraron refugio en el campo de personas refugiadas de Dzaleka, en Malawi. Allí, aunque Florence creció enfrentando barreras como el hacinamiento, la discriminación y la falta de oportunidades educativas, recobraron el sentido de la seguridad: “Aquí nos sentíamos a salvo”, recuerda. “Nadie iba a entrar en casa a matar a tu familia por la noche. Estábamos unidos”.
Ahora, con 18 años, Florence se ha convertido en una firme defensora de los derechos de la infancia, especialmente de las niñas refugiadas, a través del Parlamento Infantil de Dzaleka, una iniciativa impulsada por Plan International y ACNUR para amplificar las voces jóvenes dentro del campo. “Las niñas deberían poder disfrutar del mundo desde pequeñas”, afirma Florence. “Una refugiada educada puede valerse por sí misma y ayudar a su comunidad a crecer”.
A pesar de los prejuicios y las críticas por hablar en público, Florence sigue alzando la voz por una educación equitativa y por un futuro en el que las personas refugiadas sean tratadas como iguales. “Refugiada es solo una palabra”, dice. “Tenemos el mismo color de piel y podemos hacer lo mismo que cualquier otra persona. No somos una carga”.
Su historia refleja la realidad de millones de niñas desplazadas que, por falta de acceso a la educación -el 35 % de los niños y niñas refugiados en edad de asistir a la escuela primaria y el 75 % de los que están en edad de asistir a la escuela secundaria no están escolarizados-, corren un mayor riesgo de sufrir violencia de género, matrimonio infantil o explotación. Por eso, Plan International trabaja para garantizar su protección, promover su liderazgo y acceso a la educación y ofrecer oportunidades que les permitan transformar sus vidas.
World Vision: Hace años, Um Ahmad llevaba una vida tranquila en la zona rural de Alepo (Siria). Sus sueños se centraban en la educación y la seguridad de sus hijos. Pero cuando el conflicto destrozó su pueblo, esos sueños se convirtieron en una lucha diaria por la supervivencia. “Nunca pensé que sería yo quien necesitaría ayuda”, dice. “Pero eso es lo que nos ha hecho este conflicto. Nos hemos convertido en personas que solo intentan sobrevivir”.
Tras huir de su hogar, ahora destruido y rodeado de minas terrestres, Um Ahmad ha soportado más de una década de desplazamiento. Ha pasado de un campamento a otro, buscando no comodidad, sino dignidad humana básica: comida, seguridad y esperanza.
En el noroeste de Siria, donde la pobreza y la inseguridad alimentaria han alcanzado niveles alarmantes, la historia de Um Ahmad es un reflejo de la de millones de personas. Más de 12,9 millones de sirios sufren inseguridad alimentaria. Más de 3 millones se enfrentan a una hambruna aguda y, solo en el noroeste, el 91 % vive en la pobreza. No son solo cifras, son vidas humanas, familias destrozadas, niños y niñas que crecen sin hogar.
“Por eso es tan importante el apoyo. A través de un proyecto de medios de vida y nutrición financiado por el Programa Mundial de Alimentos (PMA), World Vision ha proporcionado a familias como la de Um Ahmad ayuda vital. “No son solo cajas de comida”, dice. “Son mensajes de que alguien todavía se preocupa. De que no nos han olvidado. De que alguien nos ve”
- De los 123,2 millones de personas desplazadas forzosamente en el mundo, 73,5 millones son personas desplazadas internas, 36,8 millones son refugiadas y 8,4 millones, solicitantes de asilo.
- El número de desplazados forzosos se ha multiplicado por 3,2 desde el año 2000.
- El 40% (47 millones) de las personas desplazadas son niños y niñas.
- El 65% de las personas refugiadas proceden de cuatro países: Siria, Venezuela, Ucrania y Afganistán.
- El 32% de los refugiados son acogidos por cinco países: Irán, Turquía, Colombia, Alemania y Uganda.
- Los países de ingresos bajos y medios acogen al 71% de los refugiados y otras personas que necesitan protección internacional.
- El 69% de los refugiados viven en países vecinos.
Acerca del Comité de Emergencia Español
El Comité de Emergencia Español es la unión de ONG, medios de comunicación, empresas y ciudadanía, cuyo objetivo es el de canalizar la solidaridad de ciudadanos y empresas en emergencias humanitarias. Creado en 2017, actualmente está formado por 6 ONG internacionales especialistas en ayuda humanitaria, Aldeas Infantiles SOS, Educo, Médicos del Mundo, Oxfam Intermón, Plan International y World Vision, unidas bajo una misma voz y un mismo propósito: lanzar un llamamiento de ayuda juntas para ser más eficaces en la respuesta a las crisis humanitarias.
En 2023 realizamos cinco llamamientos por emergencias humanitarias, obteniendo fondos por valor de más de 1,6 millones de euros, que fueron distribuidos equitativamente entre las ONG. Más información, Memoria Corporativa 2023.
El Comité de Emergencia Español forma parte del Emergency Appeals Alliance (EAA), la red internacional de alianzas ante emergencias humanitarias, establecida en 2013.
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ANA SÁNCHEZ FLORIDO
658 59 15 23
prensa@comiteemergencia.org
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