el papel de la ayuda alimentaria en emergencias

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Por Elisa Bernal, especialista de comunicación en emergencias en Acción contra el Hambre.

En una emergencia humanitaria, el reloj empieza a correr desde el primer minuto. Un conflicto armado, un desastre natural o desplazamientos masivos pueden dejar a miles de personas sin acceso a lo más básico: comida, agua, refugio. Y cuando eso ocurre, no hay margen para la improvisación. En este contexto, la ayuda alimentaria se convierte en una herramienta vital para salvar vidas y estabilizar comunidades. Es una línea de vida. Literalmente. 

Desde Acción contra el Hambre, como parte del Comité de Emergencia, trabajamos para que esa ayuda llegue a tiempo, donde más se necesita y de la forma más eficaz posible. Porque cuando una emergencia estalla, no solo se trata de repartir alimentos: se trata de salvar vidas, de proteger a la infancia, de sostener comunidades enteras que lo han perdido todo, y de contribuir para que la recuperación sea sostenible.

Emergencias que lo cambian todo

Las emergencias humanitarias no avisan. Cuando llegan, lo hacen con fuerza. En cuestión de horas, se colapsan los sistemas de abastecimiento, se interrumpe el acceso a alimentos y agua potable, y los mercados dejan de funcionar. Las familias pierden sus medios de vida. Las mujeres embarazadas, los niños y niñas pequeños, las personas mayores… son siempre los más golpeados y los primeros en sufrir las consecuencias.

Por eso, las primeras 48 horas tras una emergencia son clave. En ese margen de tiempo, hay que garantizar acceso a alimentos básicos para evitar el deterioro nutricional; distribución de agua potable y kits de higiene para prevenir enfermedades; apoyo psicosocial y protección, especialmente en contextos de vulnerabilidad; y recursos para que las familias puedan recuperarse con dignidad y medios de vida.

La ayuda alimentaria no solo responde al hambre inmediato, sino que previene consecuencias a largo plazo como el retraso en el desarrollo infantil, el aumento de la mortalidad o el colapso del tejido social.

Acción contra el Hambre: un equipo que actúa antes, durante y después

En Acción contra el Hambre, contamos con un equipo de emergencias activo 24/7, preparado para desplegarse en menos de 48 horas tras una crisis humanitaria. Desde 2007, este equipo multidisciplinar —con perfiles en nutrición, salud, agua y saneamiento, salud mental, logística y comunicación— ha intervenido en decenas de emergencias en todo el mundo.

Su valor reside no solo en la velocidad de respuesta, sino también en su amplia experiencia y su enfoque técnico y multisectorial, que permite abordar las emergencias desde múltiples dimensiones: nutrición, salud, seguridad alimentaria, agua, saneamiento e higiene, y salud mental. Las personas deben ser apoyadas de forma integral: no se puede combatir la desnutrición sin proveer de alimentos, pero tampoco sin asegurar acceso a agua segura.

Nuestro objetivo es claro: salvar vidas y reducir la vulnerabilidad de las poblaciones afectadas mediante una respuesta rápida, eficaz y basada en principios humanitarios. Este equipo multidisciplinar actúa antes, durante y después de la emergencia, vigilando el mundo en tiempo real para anticipar emergencias, realizando evaluaciones de necesidades, coordinando la logística, gestionando fondos de emergencia, interviniendo mientras la emergencia siga activa y asegurando la continuidad de la ayuda en fases de rehabilitación y desarrollo. Nuestro trabajo abarca sectores clave como nutrición, salud, agua y saneamiento, seguridad alimentaria, salud mental y apoyo psicosocial.

A lo largo de los años, han sido muchas las ocasiones para la intervención: en 2010, tras el terremoto en Haití, respondimos; en 2011, llevamos agua y alimentos a Somalia durante la hambruna; en 2013, ayudamos a la reconstrucción en Filipinas tras el paso de un tifón devastador. Ahora en Gaza, donde el 94 % de la población sufre inseguridad alimentaria aguda y ya se ha declarado oficialmente la hambruna en algunas zonas, hemos asistido a más de un millón de personas con alimentos, agua, refugio y atención nutricional.

Más allá de la emergencia: resiliencia y prevención

Pero la ayuda alimentaria no termina con la entrega de comida. También trabajamos en la reconstrucción de medios de vida, el fortalecimiento de sistemas de salud y nutrición, y la preparación ante futuras crisis. Promovemos soluciones sostenibles como una agricultura adaptada al cambio climático, formación comunitaria en salud y nutrición, y sistemas de alerta temprana y respuesta anticipada.

Meses después de que las cámaras de televisión se hayan marchado del lugar del desastre queda mucho por hacer para volver al punto de partida previo a la crisis o a un lugar mejor.  

Aunque las emergencias y el hambre no esperan, nuestra acción tampoco.

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