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Ana Mora, coordinadora de Medios para Plan International, habla en este artículo sobre la importancia de la lactancia materna durante las emergencias humanitarias, con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra todos los años del 1 al 7 de agosto.
En un contexto de desastre natural, conflicto o desplazamiento forzado, donde el acceso a agua potable, alimentos o servicios básicos es limitado o inexistente, la lactancia materna se convierte en mucho más que una elección personal o cultural: es una medida vital de supervivencia.
La leche materna no solo alimenta: protege y salva vidas. En situaciones de emergencia, es el único alimento seguro, gratuito y rápidamente disponible para los y las bebés. No requiere preparación, no depende de electricidad, utensilios esterilizados o agua limpia, todos ellos servicios que pueden desaparecer durante una emergencia. Además, proporciona inmunidad frente a enfermedades, favorece el vínculo madre-hijo y ayuda a regular la temperatura del bebé. Por todo ello, la lactancia materna es uno de los medios más eficaces para proteger a los y las bebés en emergencias.
Lactancia materna: clave para la salud en contextos críticos
En los primeros mil días de vida —prácticamente hasta los dos años de edad—, una nutrición adecuada es fundamental para garantizar un desarrollo saludable. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses, y complementarla con alimentos adecuados y seguros hasta los dos años o más. Sin embargo, 3 de cada 5 bebés no reciben leche materna en su primera hora de vida, y menos de la mitad son alimentados exclusivamente con leche materna durante sus primeros seis meses, a pesar de los probados beneficios de esta técnica.
Estas cifras se agravan en contextos de crisis. Las catástrofes suelen estar asociadas a una disminución de la duración y prevalencia de la lactancia, y a un aumento del uso de fórmulas lácteas comerciales. En ciertas condiciones que aumentan durante una emergencia, el uso de leche de fórmula puede ser peligroso: la falta de agua potable, la mala higiene y la preparación inadecuada aumentan considerablemente el riesgo de infecciones intestinales, malnutrición e incluso muerte infantil.
En contextos de emergencia, la mortalidad infantil puede multiplicarse entre 2 y 70 veces respecto a contextos normales. Las y los lactantes alimentados con fórmula tienen mayor riesgo de enfermedad y muerte que quienes son amamantados, sobre todo en entornos sin acceso a agua limpia, atención médica o condiciones sanitarias mínimas.
Apoyo a las madres para salvar vidas
Aunque la mayoría de las mujeres desea amamantar, muchas veces no cuentan con el entorno, condiciones o técnicas necesarias para lograrlo. Las emergencias intensifican esta situación: madres desnutridas o enfermas, desplazadas, traumatizadas o sin redes de apoyo, enfrentan obstáculos adicionales para mantener la lactancia. Por eso, el apoyo emocional, médico y comunitario es crucial.
En Plan International trabajamos para garantizar ese apoyo. Por ejemplo, con grupos de apoyo a la lactancia en espacios seguros, que ayudan a combatir mitos, promueven prácticas seguras y brindan privacidad en un espacio donde las mujeres pueden compartir experiencias, aprender y apoyarse mutuamente.
Estos grupos son especialmente importantes para madres primerizas, adolescentes, mujeres con bebés de bajo peso al nacer, con dificultades para amamantar o que atraviesan situaciones traumáticas, estrés o depresión. También fomentamos la participación de padres y otros cuidadores, cuya implicación activa —asumiendo tareas domésticas o cuidando a otros hijos— puede marcar la diferencia en el inicio y mantenimiento de la lactancia.
En palabras de una madre que participó en uno de nuestros programas en Haití: “No tenía nada. Pero sabía que mientras pudiera amamantar a mi hijo, él tendría algo seguro para alimentarse”.
Una intervención simple con un impacto enorme
La lactancia materna no solo protege a los bebés: también mejora la salud materna y fortalece el vínculo afectivo en un momento de gran vulnerabilidad. Por eso, protegerla y promoverla debe ser parte integral de toda respuesta humanitaria.
Desde el Comité de Emergencia, del que Plan International forma parte junto a otras organizaciones humanitarias, trabajamos para responder rápidamente ante crisis humanitarias y proteger a las poblaciones más vulnerables, incluidos los bebés y sus madres. Invertir en el apoyo a la lactancia materna en emergencias no es opcional: es una inversión en salud, nutrición y supervivencia infantil.
En esta Semana Mundial de la Lactancia Materna, recordemos que este método de alimentación de forma exclusiva hasta los seis meses tiene el potencial de evitar la muerte de 1,3 millones de niños y niñas menores de cinco años anualmente. Es un alimento perfecto, es seguro y está lleno de vida. Promover la lactancia materna en emergencias es proteger la infancia desde el primer momento.
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